Parece
la frase de moda entre nuestros gobernantes y cargos públicos: “Lo siento, no
volverá a ocurrir”. Fueron las mismas palabras que pronunció el rey y lo mismo
que dijo la diputada Andrea Fabra. Ahora las han hecho suyas también los
diputados del PP adictos a jugar a Apalabrados en la asamblea de Madrid. Supongo
que el significado de la frase cambia según quien la diga. Así, en el caso de su
majestad, debería interpretarse como un “no volveré a romperme la cadera
mientas me voy a cazar elefantes a África en medio de una crisis de
proporciones apocalípticas para que así nadie se entere”. Sí, majestad, fue realmente una faena ir a
romperse la cadera en ese inoportuno viaje y es comprensible que desee que no vuelva a
ocurrir. En el caso de la señora Fabra, obviamente lo que la diputada sentía es
haber sido grabada mientras daba ánimos a los ciudadanos que verían recortadas
sus prestaciones por desempleo con aquel ya famoso “que se jodan”. Desde luego es para
sentirlo, y entiendo que cuando doña Andrea vuelva a desear que nos jodamos,
aprendida la lección, lo hará en tono más bajo y tapándose la boca con la mano
para evitar la lectura de labios. En cuanto al diputado y la diputada ludópatas, sin duda
sienten muchísimo la estupidez de haber jugado a Apalabrados encima de la mesa
de la asamblea donde cualquiera puede retratarlos concentrados en sus tabletas
y teléfonos inteligentes haciendo cosas tan importantes para los ciudadanos que
los eligieron. Es de esperar que la próxima vez se aseguren de hacerlo por debajo de la mesa
para no herir la sensibilidad del espectador. Yo, personalmente, creo que estos
señores y señoras no sienten absolutamente nada excepto el tembleque que les da
la posibilidad de perder el empleo. Que es exactamente lo que le pasaría
a cualquier trabajador que fuera pillado in fraganti insultando a los
que pagan su salario, o jugando con la tableta en medio de la jornada laboral.
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