domingo, 4 de agosto de 2013

FMI: 10% de humanidad y 90% de desvergüenza



¿Qué es y a quien representa el Fondo Monetario Internacional? A juzgar por sus mágicas fórmulas para salir de la crisis, el FMI es el bufete de abogados de la patronal. Sus esbirros. Sus adalides. Su más reciente ocurrencia es que en España los sueldos deben reducirse un 10% para que se pueda crear empleo. Y yo me pregunto ¿Por qué no les piden a los verdaderos culpables de esta tragedia que reduzcan en un 10% sus beneficios?

Hace tan solo tres días se podía leer en El País que el BBVA había duplicado sus ganancias en 2013. Y un día antes, que el Santander había obtenido en el primer semestre de este año más que en todo 2012, noticia esta que coincidía con otra, más sangrante aún, según la cual el estado español daba por perdidas la mayoría de las ayudas a la banca.

El estado español, por si alguno todavía no ha caído en la cuenta de ello, no son el Rey, ni Rajoy, ni la señora Cospedal, ni el PP, ni los ministros, ni el parlamento. Somos todos nosotros, los ciudadanos, ustedes que leen esto y yo. Con nuestro dinero, pero sin nuestro consentimiento, se han reflotado empresas privadas que ahora obtienen pingües beneficios de los que ni ustedes ni yo percibiremos un céntimo. Y ahora, para que se dignen a crear puestos de trabajo, el FMI aconseja que se rebajen los salarios de los trabajadores, mientras sus ejecutivos siguen cobrando millones de euros anuales, el IBEX festeja que las firmas cotizadas ganaron un 59,3% más en el primer trimestre de este año y los especuladores como siempre continúan llenándose los bolsillos.

El Fondo Monetario Internacional no cree que los responsables de esta agonía deban reducir un poco, siquiera un poquito, sus indecentes beneficios ¡No! Lo que la señora Lagarde opina es que nosotros, españolitos, vagos, insolidarios, tramposos, festeros, borrachos y despilfarradores a más no poder, ganamos mucho, demasiado, y no dejamos margen suficiente a nuestros empleadores para que puedan seguir forrándose como hasta ahora han venido haciendo.

Sinceramente, qué difícil resulta ser correcto y escribir con educación ante una noticia así. Uno tiene que hacer un esfuerzo de contención enorme y morderse la lengua hasta sangrar para no cagarse en la puta madre que los parió. 

¡Perdón! No he podido evitarlo. Haré lo posible para que no vuelva a ocurrir.

jueves, 1 de agosto de 2013

Todos menos él



Acusa el presidente del gobierno al líder de la oposición de vivir más pendiente del extesorero del PP que él mismo. Me pregunto si, al hacer tal afirmación, al señor Rajoy no se le ha pasado por la cabeza que ese, precisamente ese, es el gran problema. No el problema del PSOE, ni de Rubalcaba, sino el problema de España y de nosotros, sus ciudadanos. Parece que en este país todos, excepto él, vivamos sobresaltados, preocupados y pendientes de Bárcenas.

Rajoy, como siempre, se remite a lo que digan los tribunales y una vez más corrobora que el concepto de responsabilidad política es totalmente inexistente en España. Un dirigente del PP afirmó en cierta ocasión, parafraseando a Plutarco, que los políticos no sólo deben ser honestos, sino parecerlo. A los españoles nuestros dirigentes no solamente han dejado de parecernos honestos, es que nos han dado motivos más que suficientes para que sospechemos que no lo son y que, lo que es aún peor, nos toman por imbéciles cuando salen a la palestra para hablar de despidos simulados, de indemnizaciones diferidas y de tramas organizadas contra el PP.

Dicen primero que no, luego que no sé, luego que sí y finalmente que ya se verá y que lo que diga el juez. Y mientras tanto de su sillón que nadie les mueva. Pero los jueces no están para poner o quitar gobiernos, están para meter en la cárcel a los delincuentes. En democracia, los gobiernos los ponemos y los quitamos los ciudadanos. Es verdad que fueron votados hace 20 meses. Pero del mismo modo que el señor Rajoy ha admitido hoy ante el Congreso que se equivocó al confiar en Bárcenas, la inmensa mayoría de los españoles estamos más que convencidos ahora de que nos equivocamos al darle nuestra confianza y la mayoría absoluta a un partido que ha demostrado parecer todo menos limpio. Y, sinceramente, estamos agotados, y no queremos tener que esperar a que un juez nos diga si tenemos o no tenemos razón, porque deseamos y nos merecemos un gobierno que parezca honrado, además de serlo.