viernes, 8 de junio de 2012

Pegúntenme a mí



Dice el presidente del gobierno que los que quieran saber como está la situación económica de España le pregunten a él, a no ser que haya alguien que sepa más que él sobre el asunto. En primer lugar, no sé como le van a preguntar, si es el único jefe del ejecutivo de la historia de nuestra democracia que se ha escapado por la puerta de atrás del senado, como un delincuente, para no enfrentarse a los periodistas. No sé como le van a preguntar si nunca ha habido un presidente del gobierno que diera menos ruedas de prensa y si las pocas que da son sin derecho a preguntas. En cuanto a lo otro, a lo de que haya alguien que sepa más que él sobre nuestra verdadera situación financiera, si el señor Rajoy me lo permite, y aunque ya sé que no es su estilo admitir preguntas, yo le haría una: ¿Quiere usted que le mande la lista en un pen-drive? ¿O la prefiere en once mil doscientos setenta y nueve folios con quinientos nombres en cada uno? Nota: multiplique usted el número de folios por el número de nombres escritos en ellos e introduzca la cifra resultante en su buscador de internet. Ya lo tiene. Esos son los que saben mucho, pero muchísimo mejor que usted, lo que pasa en este país.

jueves, 7 de junio de 2012

Blogueros de calidad animan la salida de El Huffington Post


Debería estar haciendo algo más gratificante para el espíritu y menos dañino para el alma que leer El País digital a la una de la madrugada en vísperas del Corpus, mientras mis convecinos están de feria. “Blogueros de calidad animan la salida de El Huffington Post” reza el titular. Y yo, engañado vilmente por ese adjetivo calificativo, inmerecido y mentiroso, me dispongo a leer la lista de las plumas insignes que se supone llenarán de prestigio tal acontecimiento. Y me entran ganas de llorar. Aunque mi emotividad a lo mejor es culpa del Gin-tonic, no lo niego, es el tercero y por eso seré benévolo y aceptaré dejar ese margen a la duda, muy generoso y poco convincente en cualquier caso, ya que sobrio pensaría igual, de eso estoy seguro, aunque tal vez no lo expresaría del mismo modo. Porque, cuando dicen blogueros de calidad, deduzco quieren decir blogueros famosos ¿verdad? O famosillos, vamos, los mismos de siempre. Y se quedan tan tranquilos y no les remuerde ni lo más mínimo la conciencia suponiendo que la tengan. A mí, en el mejor de los casos, pensar en la calidad de los blogs de Rubalcaba o Gallardón, por poner solamente dos patéticos ejemplos de entre esa pomposa lista de supuestos cualificados blogueros que han facilitado, me produce un incontrolable deseo de revolcarme a carcajadas por el suelo. Me van a perdonar ustedes, sean del color político que sean, pero hay en nuestra sociedad, por fortuna, escritores infinitamente mejores, y pensadores, y oradores con mayúsculas ante los cuales estos y otros señores y señoras de su lista, si tuvieran decencia, no se atreverían ni a abrir la boca. Estoy simplemente harto de escuchar a los mismos cretinos de siempre, decir las mismas mentiras y estupideces de siempre. Están mejor en Twiter, miren ustedes, que les voy a decir, con su bienaventurada limitación de 140 caracteres, y muchos caracteres me parecen ya para alguien que dice defender el derecho de las mujeres a ser madres negándoles el derecho al aborto. No necesitamos tribunas nuevas para lo mismos políticos de siempre, que ya van sobrados de ellas. Lo que necesitamos es el “ya no aguanto más” de una audiencia enfebrecida dispuesta a quitarse el zapato y tíraselo a la cara a tanto orador de medio pelo y políticos sin agallas y sin miras. Figuradamente, claro está, no me vayan a malinterpretar, que la idea es solamente una licencia poética y en un zapato en cualquier caso caben muchas palabras y más, muchísimos más, de 140 caracteres.