La prensa anuncia hoy que Moody’s ha quitado a Francia la
triple A. Moody’s, recordemos, es una agencia privada estadounidense de
calificación de riesgo que poco antes del colapso financiero que desencadenó
esta crisis inacabable sostenía todavía que Lehman Brothers, la entidad cuya
bancarrota estremeció los cimientos del mundo, gozaba de la mayor calificación crediticia
posible, esto es, la famosa AAA. Deduzco entonces que la segunda economía
de Europa y una de las mayores potencias industriales del mundo, es menos solvente y está muchísimo peor ahora de lo que
Lehman Brothers estaba dos horas antes de hundirse. Es decir, para que no haya dudas, y por si alguien aun no lo ha entendido, lo que esta agencia de
calificación de riesgo sugiere es que si nosotros tuvieramos que prestarle
dinero a alguien, sería mucho más seguro e inteligente que se lo prestasemos a
Lehman Brothers que al estado francés, si no fuese, claro, por la fastidiosa y
desafortunada inconveniencia de que Lehman Brothers hace ya varios años que se
derrumbó cual castillo de naipes junto con sus tres preciosas aes mayúsculas.
Llevamos años moviendo nuestro dedo índice de aquí para allá intentando señalar
a los culpables de esta tremenda desgracia económica que se ha cernido sobre nosotros,
pero todavía nadie ha sugerido siquiera encerrar de por vida en una celda a los
analistas de las agencias de calificación y tirar las llaves al
mar para siempre. Sé que muchos opinarán que es un castigo excesivamente suave y compasivo.
Pero los que me conocen saben que por principio estoy en contra de la tortura y
de la pena de muerte y aun ante estos crímenes abominables no puedo ni quiero
permitirme dejar de ser fiel a mis principios.
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