jueves, 27 de diciembre de 2012

"Lo Siento, No Volverá A Ocurrir"



Parece la frase de moda entre nuestros gobernantes y cargos públicos: “Lo siento, no volverá a ocurrir”. Fueron las mismas palabras que pronunció el rey y lo mismo que dijo la diputada Andrea Fabra. Ahora las han hecho suyas también los diputados del PP adictos a jugar a Apalabrados en la asamblea de Madrid. Supongo que el significado de la frase cambia según quien la diga. Así, en el caso de su majestad, debería interpretarse como un “no volveré a romperme la cadera mientas me voy a cazar elefantes a África en medio de una crisis de proporciones apocalípticas para que así nadie se entere”.  Sí, majestad, fue realmente una faena ir a romperse la cadera en ese inoportuno viaje y es comprensible que desee que no vuelva a ocurrir. En el caso de la señora Fabra, obviamente lo que la diputada sentía es haber sido grabada mientras daba ánimos a los ciudadanos que verían recortadas sus prestaciones por desempleo con aquel ya famoso “que se jodan”. Desde luego es para sentirlo, y entiendo que cuando doña Andrea vuelva a desear que nos jodamos, aprendida la lección, lo hará en tono más bajo y tapándose la boca con la mano para evitar la lectura de labios. En cuanto al diputado y la diputada ludópatas, sin duda sienten muchísimo la estupidez de haber jugado a Apalabrados encima de la mesa de la asamblea donde cualquiera puede retratarlos concentrados en sus tabletas y teléfonos inteligentes haciendo cosas tan importantes para los ciudadanos que los eligieron. Es de esperar que la próxima vez se aseguren de hacerlo por debajo de la mesa para no herir la sensibilidad del espectador. Yo, personalmente, creo que estos señores y señoras no sienten absolutamente nada excepto el tembleque que les da la posibilidad de perder el empleo. Que es exactamente lo que le pasaría a cualquier trabajador que fuera pillado in fraganti insultando a los que pagan su salario, o jugando con la tableta en medio de la jornada laboral.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Auriculares De Piedra

En Suiza, ese país en el centro de Europa del que por suerte para ellos casi nunca hablan las noticias, excepto cuando tienen que informar de las cuentas secretas que nuestros corruptos políticos tienen allí abiertas, existen tres lenguas oficiales a nivel federal: Alemán, francés e italiano. Esto es algo que sabe casi todo el mundo. Lo que casi nadie sabe es que no todos los suizos son trilingües, como a veces se piensa, y por mi propia experiencia sé que muchas veces ni siquiera son bilingües. Lo cierto es que contrariamente a lo que la mayoría de la gente cree, los suizos por lo general solamente hablan correctamente una lengua, la de su cantón, y las otras dos las aprenden en la escuela del mismo modo en que aquí se aprende una lengua extranjera, es decir, mal, y por lo tanto las hablan igual de mal que nuestros estudiantes aquí hablan, por ejemplo, el inglés. 

Pues bien, durante mi estancia en Suiza tuve la suerte de asistir a una sesión del parlamento en Berna, la capital. En cada escaño había unos grandes auriculares y me sorprendió muchísimo ver como los diputados de los cantones italianos, que son una pequeñísima minoría, hablaban en su propio idioma mientras todos los demás seguían la intervención mediante interpretación simultánea gracias a sus cascos. Luego otro diputado le contestaba, pongamos, en alemán, mientras el siguiente lo hacía en francés. Todo ello, huelga decirlo, con la más exquisita corrección y, por supuesto, sin gritos.

Embelesado, contemplando aquel espectáculo fascinante de entendimiento, no dejaba de preguntarme por qué, en España, el gobierno central había atacado siempre con tanta violencia verbal, legal y en algunas épocas hasta policial, la que probablemente sea la seña de identidad más fuerte, más arraigada, más querida y seguramente más irrenunciable de cualquier pueblo. No hay bandera, religión, ideología política, equipo de futbol, comida tradicional, himno, canción, libro, poema, mito, héroe o monumento que pueda unir tanto a una comunidad, y hacer que se sienta única e irrepetible, como su lengua.

Nunca entenderé el triste empeño de Madrid por soliviantar una y otra vez a catalanes, gallegos y vascos torpedeando con saña aquello que representa los cimientos más profundos de sus culturas milenarias, ricas y dignas del mayor orgullo. Pienso que Cataluña tiene una lengua y que su derecho a usarla, a enseñarla y a fomentarla es, simple y llanamente, incontestable. Pero sobre todo pienso que si Madrid no llevara siglos tirándoles ladrillos a lo mejor los catalanes no tendrían ahora tanto material con el que construir esa muralla que al resto de España tanto espanta y enerva.

Es triste que hayamos sido capaces de convertir en un problema tan grande algo que los suizos supieron arreglar con un par de auriculares en cada escaño del congreso.

martes, 11 de diciembre de 2012

Jesucristo Superstar y La Paga De Navidad



Era de prever, tenía que suceder, pues vivimos en tiempos en los que la política la dirigen los grandes poderes financieros y los diferentes ministerios no son ya más que sucursales de los de Economía y Hacienda, que tarde o temprano la otrora grandeza del Tribunal Constitucional terminaría rebajada a tener que decidir sobre si la paga extra de Navidad a los funcionarios vascos es o no es legal.


Pues bien, yo, la verdad, albergo serias dudas al respecto que quiero compartir con todos vosotros. Y es que veréis, el propio Benedicto XVI ha insinuado en su libro “La Infancia De Jesús” de reciente publicación que, para estupor de los fabricantes de figuritas para Belenes, lo de la burra y el buey es pura metáfora, y que el pesebre, en fin, es solo una manera de sugerir el origen modesto de Jesús, sí, ese mismo que todos llamaban de Nazaret, vete tú a saber por qué. Aunque igual, tal vez, solo una idea, apunto, era porque había nacido en Nazaret, claro está, que si no le hubieran llamado Jesús de Belén, digo yo, ya que afirmar lo contrario sería como asegurar que Manuel Benítez “El Cordobés” era de Barcelona. 


Tampoco parece que lo tenga muy claro el señor Ratzinger en lo que respecta a los pastores, aunque afirma que una vez asumido lo del pesebre y una vez que nos hemos inventado la mula y el buey, lo normal es que por allí hubiera cuidadores de animales. Irrefutable. 


Después afirma el Papa estar de acuerdo en que con el año de nacimiento hay cierta confusión, menos mal que lo reconoce, aunque es seguro, dice, que Jesús nació antes de la era cristiana (sic) Vaya, eso sí que es una insólita revelación. Aunque no tan insólita como cuando afirma que es imposible saber si hubo en Palestina un registro, censo, catastro o cualquier otro tipo de actividad similar que hubiera obligado a José y a María a desplazarse desde su pueblo hasta Belén porque, según él, aquella es una época muy lejana de la que no se sabe mucho. ¡Sorprendente! Los historiadores insisten en afirmar que de pocos periodos de la época romana se sabe tanto como de aquellos días. Al parecer la Roma de Augusto fue estudiada con detalle por los propios historiadores romanos contemporáneos de Jesús, desde Tácito a Plinio, y desde entonces hasta nuestros días por una pléyade de magníficos historiadores de todo el mundo. Y todos coinciden en asegurar, qué casualidad, que no solamente no hubo catastro ni censo alguno en aquellos días, sino que no lo hubo en todo aquel tiempo y que, de paso, ya solo por fastidiar, y aunque nadie les pregunte, Herodes llevaba muerto varios años cuando Jesus nació, por si alguien se quiere dar por enterado, lo que acaba de una vez por todas con el bulo de la ejecución masiva de recién nacidos y, lo que es más sangrante para mí, arruina mi escena preferida y más divertida del musical Jesucristo Superstar.


Así que volviendo a la paga de Navidad cuya legalidad hoy se cuestiona el Tribunal Constitucional, igual habría que sugerir que no sería la paga en sí misma la que debería ser declarada ilegal sino más bien la propia Navidad. Pues no habiendo nacido Jesús en Diciembre, ni en Belén, ni en un pesebre y no habiéndole acompañado ni mula ni buey, y de los pastores vete tú a saber, y no teniendo nadie ni la más remota idea de en qué año (de la era pre-cristiana, por supuesto) nació, igual sería lo más conveniente, sugiero, declarar la gran mentira navideña inconstitucional y darle a los funcionarios vascos y no vascos la paga extra esa, de lo que sea, llamémosla "X", que el gobierno les ha quitado porque le ha salido de allí, es decir, del mismo sitio de donde le ha salido a la iglesia católica decirnos durante todos estos años que Jesús nació donde nació, cuando nació y acompañado de quien nació.


Amén

sábado, 8 de diciembre de 2012

Para Morirse De Risa



Siempre he abominado de ese tipo de periodismo, y ese tipo de periodistas, para los que todo vale y cuyo trabajo consiste en hacer reír a la audiencia pasando por encima del respeto a los derechos y la dignidad de las personas. La enfermera del hospital donde estaba ingresada la mujer del príncipe Guillermo de Inglaterra no era un personaje público. Era una ciudadana común haciendo su trabajo y poco importa ahora si fue reprendida o no por sus jefes por lo ocurrido, como insinúan algunos, o si fue incluso amenazada de despido. Eso no es más que querer desviar la atención sobre la verdadera responsabilidad del suceso. No sabemos nada sobre esta mujer como tampoco lo sabían los graciosos periodistas cuando planearon su malhadada broma. Puede que sufriera de baja autoestima o que padeciera depresión, puede que la hubiera dejado su pareja o que tuviera problemas familiares. Puede que sufriera un ataque de ansiedad después de lo ocurrido o que se sintiera culpable. Puede que por cualquier otro motivo su puesto de trabajo ya peligrara antes de ese fatídico día y se sintiera más vulnerable después de ello ¡Da absolutamente igual! Nada de eso supondría en absoluto un paliativo ni serviría de excusa. Lo cierto es que se burlaron públicamente de ella. Se mofaron e hicieron escarnio a escala planetaria de esa mujer, la enfermera que fue tan tonta que no supo distinguir el elegante y británico acento de la realeza del de una humorista “aussie” que, para colmo, ni siquiera hizo un gran esfuerzo por imitar a su personaje. La pusieron en ridículo delante de la audiencia de toda Australia primero y en seguida de la de todo el mundo, una vez que la broma se propago por Internet ¿Con qué derecho la obligaron a ser parte de un programa de radio sin su consentimiento? ¿Con qué  derecho convierten en un momento a una ciudadana corriente, una trabajadora, en personaje mundial? ¿Con qué derecho sacan a alguien de su anonimato y hacen que su voz, la historia de su vida y hasta su rostro salgan en las radios, redes sociales y medios digitales de todo el globo para que todos se rían de ella? Espero sinceramente que a estos periodistas los juzguen por causar lesiones psicológicas graves e irreparables a una persona, hasta el punto de haberla llevado posiblemente al suicidio. Sería sumamente gracioso que el juez los condenase a muerte por ello y que solo un segundo antes de la ejecución les dijeran,  con sonoras carcajadas y retransmitido en directo a los cinco continentes: “Tranquilos chicos, que solo era una broma”. Seguro que todos nos íbamos a reír mucho con ello. El periodismo basura es precisamente eso, basura, y parece que esta vez su inmundicia ha salpicado a la cara de una víctima inocente que no ha podido soportar el hedor. Y es que no todas las personas tenemos por qué ser igual de fuertes, ni todos estamos preparados para que una buena mañana, sin olerlo ni beberlo, mientras haces tu trabajo, siete mil millones de personas se rían de ti.